Aqui vemos como uma das formas de aproveitamento será o de excursões onde na primeira parte utilizemos um modo antigo, com velocidades lentas que nos permitam disfrutar do comboio e da paisagem, tendo como opção de regresso uma viagem em meio rápido, como o AVE.
La cara bonita del tren
2010.02.14
"La historia del tren en España no comienza con el Ave, aunque algunas memorias a corto plazo sólo hayan viajado a alta velocidad. La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid así lo cree y además lo defiende a ultranza con sus iniciativas.
Una de estas actividades repitió ayer convocatoria justo un año después de que la agrupación arribara a la antigua estación de la carretera de Villacastín a bordo del convoy tirado entonces por el 'Gato Montés', histórica locomotora con aire futurista apodada así por el emblema que lucía en su carrocería y a la que se la considera el antecedente de lo que ahora se conoce como la alta velocidad.
En su afán por rescatar de la memoria y de los depósitos aquellos viejos transportes, la entidad madrileña ha vuelto a pisar los andenes segovianos, esta vez con 'La Suiza', otra obra de ingeniería que ha recorrido miles de kilómetros en la historia del tren en España. Esta máquina debe su nombre al país centroeuropeo donde se construyó y fue el ejemplo práctico de la incorporación y del aprovechamiento de la red eléctrica por parte del transporte ferroviario, en una época en la que aún sobrevivían las locomotoras a vapor.
'La Suiza' comenzó su andadura a finales de la década de los 50, sentando las bases del desarrollo tecnológico del país, y estuvo en funcionamiento hasta que Renfe la retiró de la circulación hace quince años. En realidad, estas máquinas dejaron de prestar servicios para viajeros en 1989, aunque aún se mantuvieron en la zona norte de la Península Ibérica hasta 1994, después de acometer una remodelación del modelo. Sus últimos viajes fueron para remolcar a sus 'hermanas' desde León hasta sus lugares de desguace.
Hoy, este modelo descansa en los depósitos de Fuencarral, donde voluntarios para la restauración de material ferroviario de la Asociación Amigos del Ferrocarril reacondicionan a fondo la locomotora para que continúe circulando, aunque sólo sea por motivos turísticos y culturales, razones que la trajeron ayer hasta Segovia.
Uno de los responsables de dicha organización, Antonio Vázquez, comentaba nada más apearse del vagón que excursiones como la llevada a cabo ayer entre Chamartín y la ciudad del Acueducto suponen una festiva llamada de atención para que este patrimonio ferroviario no quede aparcado en la estación del olvido y un sentido homenaje a todas aquellas personas que han escrito la historia del ferrocarril español.
También lamentaba la falta de apoyo de las instituciones; y demandaba la celebración de más viajes de estas características como reclamo turístico, sin pasar de largo la vertiente reivindicativa en pos de la recuperación y el mantenimiento de la memoria ferroviaria nacional. «¿Por qué no instaurar por estas fechas una fiesta dedicada al ferrocarril?», proponía el aficionado.Compatibilidad
Vázquez cree que todo se puede compaginar. Vamos, que en contra del dicho popular, la velocidad no está reñida con el tocino. Respeta y aplaude que este transporte apueste hoy en día por la celeridad, condición indispensable demandada por los usuarios que eligen el tren para sus desplazamientos. Sin embargo, también hay hueco para deleitarse con la pausa del viaje, para disfrutar lentamente de un trayecto degustado a la antigua usanza, al son del traqueteo mecedor de máquinas como 'La Suiza', «asomando la cabeza por la ventanilla para empaparse aún más del paisaje que se recorre», apostillaba el representante de la asociación promotora de la iniciativa. Sólo un pero, el meteorológico, porque la gélida mañana de ayer invitaba más a resguardarse en las cálidas conversaciones de vagón que a probar el cortante aire serrano.
Tal y como apuntaba Antonio Vázquez, «es la cara bonita del ferrocarril». Los 152 pasajeros que se montaron a eso de las diez menos veinte de la mañana en la estación de Chamartín gozaron, sin prisas, de ese rostro amable durante las algo más de dos horas que se alargó el viaje hasta el apeadero de Segovia, con escala previa en Cercedilla. Ahora, con el Ave, es un visto y no visto, apenas media hora.